Pero Batum sacó de banda, Lillard salió como una centella desde un lado de la cancha, se ofreció y, tal como recibió, lanzó un triple mortal de necesidad para los Rockets, que perdieron (99-98) un partido que ya tenían en la mano y quedaron eliminados.
La clasificación de los Blazers en el último suspiro del sexto partido supuso la excepción de una nueva jornada en la que dos series quedaron emplazadas para el séptimo y definitivo encuentro. Dallas venció a San Antonio (113-111) y Brooklyn, a Toronto (97-83). Ambas eliminatorias se decidirán este domingo. La primera ronda de los playoffs marca un hito.
La afición de los Blazers vivió uno de los momentos más espectaculares de los últimos años. Ya no parecía dar tiempo a que Lillard hiciera lo que hizo, clavar un triple sobre la bocina. Los árbitros tuvieron que revisar la acción para comprobar que fue dentro de tiempo. La cancha de los Blazers fue una fiesta. Fue el sexto triple de Lillard, que concluyó con 25 puntos. Todo se dio por bueno, en especial una nueva demostración de la calidad que atesora Aldridge, que concluyó con 30 puntos y 13 rebotes.
Los Rockets se quedaron pasmados. No acertaron a defender esa última jugada en la que Lillard se zafó de Parsons. Parsons precisamente había sido quien había anotado la canasta que parecía darle el triunfo a su equipo cuando faltaban esas nueve décimas de segundo. Harden, fantástico, anotó 34 puntos, incluidos cuatro triples y 12 tiros libres sin fallo. Dwight Howard aportó 26 puntos y 11 rebotes. Pero los Blazers tuvieron la última bola y, aunque muy apurados de tiempo, la aprovecharon.
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